Los niños están siendo atrapados por el porno cuando tienen acceso a un móvil, tablet o dispositivo conectado a Internet. Es lógico que un niño sienta sorpresa y curiosidad al toparse con cuerpos desnudos o escenas sexuales, el problema es que hoy muchos niños con acceso a un móvil no buscan porno sino que es el porno quien los busca a ellos. Hoy en día, la edad promedio de exposición a la pornografía en Internet es de 8 años, en cualquier búsqueda fortuita se encontrarán con contenido pornográfico y estas imágenes suelen generar asombro a la vez que estimular bruscamente la curiosidad y activar la sexualidad a una edad precoz. No hablamos de adolescentes buscando imágenes que responden a sus cambios hormonales sino de niños que son introducidos en la adicción a la pornografía por una voraz y despiadada industria del sexo que busca consumidores cada vez más jóvenes. Esto es una absoluta perversión, considerado un abuso sexual, donde la exposición a la pornografía puede causar heridas, traumas, adicción y despertar la sexualidad de un niño fuera de tiempo y de forma artificial y muy dañina. Esto es terrible, una gran perversión, un riesgo al que están expuestos nuestros hijos y que puede impactar mucho sus vidas, pero no es solo la pornografía en Internet la causante de esta perversión, algunas películas, videojuegos y otros contenidos con alta carga sexual pueden impactar a un niño en su tierna infancia, robándole su inocencia y desarrollo natural para atraparlo en las redes de la industria del sexo, que lo pueden llevar a una adicción al sexo, la masturbación, los juegos eróticos inapropiados e incluso ser víctima de abuso sexual o llegar a abusar de otros niños.
Un joven que atendimos en terapia
sexual por su adicción a la pornografía nos confesaba cómo llegó a masturbarse
a los 8 años de edad tras ver escenas sexuales en una serie televisiva que él veía a escondidas. Este fue el comienzo de su adicción a la
pornografía, y la masturbación. Esta entrada precoz en el mundo de la sexualidad puede abrir la puerta a involucrarse sexualmente con adultos, caer en la industria pornográfica, ser víctima de abusos sexuales o cometer abusos sobre otros. Hablamos niños de familias estructuradas que fácilmente que se topan con contenidos
que pueden afectar su vida y sexualidad. Muchos jóvenes que tratamos de
la adicción a la pornografía y masturbación compulsiva, fueron atrapados en su tierna infancia o adolescencia, en algunos casos este es el inicio de sus problemas de
identidad sexual, problemas de relación, aislamiento, problemas de pareja, disfunciones sexuales, parafilias y todo tipo de resultados del consumo de pornografía durante años. Las personas no suelen buscar ayuda hasta al cabo de muchos años de adicción, algunos vienen cuando su pareja los descubre atrapados en parafilias o cuando
se encuentran con dificultades sexuales con su pareja pues solo se excitan usando la violencia, el fetichismo o cuando aparecen disfunciones sexuales o consumiendo prostitución. Ahora estamos
viendo los efectos del inicio del consumo de pornografía en la infancia, en
casos tras 10 o 15 años de adicción y sentimos una auténtica alarma por la
explosión de casos que creemos que va a suceder en los próximos años y ya
estamos viendo.
Cuando un niño se topa con
contenido sexual inapropiado, lo idóneo es que se lo cuente a sus padres y
estos puedan intervenir, protegiéndolo y explicándole lo necesario, para ello
es importante vigilar muy de cerca los contenidos que ven nuestros hijos, utilizar
algún programa de control parental y tener buenas conversaciones preventivas
para cuando aparezcan ese tipo de imágenes inapropiadas, porque aparecerán,
debemos adelantarnos a los hechos, proteger y mantener una buena comunicación con
los menores, donde no se sientan juzgados o amenazados. Lo último que hay que
hacer es reprenderlos, sino acompañarlos y protegerlos. Si nuestros hijos optan
por callar y ver el contenido a escondidas, deberíamos detectarlo con un
control parental y proceder a hablar del tema con naturalidad. En cualquier
caso todos los niños necesitan padres y
referentes que les protejan y acompañen a surcar la peligrosa selva de las
nuevas tecnologías, no solo por el peligro del porno, sino por otros riesgos
como los abusos sexuales, el grooming, el sexting, el cyberbullying, la
violencia, la anorexia, el ocultismo, las sectas, los juegos de azar y tantos
contenidos peligrosos que pueden encontrar en las redes. No dejes a tu hijo
solo con un móvil o tablet, pasa tiempo con ellos, viendo y comentando las
películas que ven, adelántate para hablarles de sexualidad antes de que sean
cazados por la industria del porno o sufran algún tipo de abuso. Son tiempos
difíciles para padres e hijos, seamos cercanos y proactivos.
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