Nadie está
exento de sufrir problemas, crisis, dificultades, y ante una crisis personal tenemos
varias opciones, veamos un ejemplo. Supongamos que pasamos un divorcio,
evidentemente lo pasaremos mal, habrá un dolor emocional, cambios, posibles sentimientos
de fracaso, decepción, incluso traición, ajustes personales y familiares, tal
vez necesitamos buscar vivienda, nuestra economía se resienta gravemente,
separación de los hijos, cambio de entorno, etc. todo esto supondrá una gran
cantidad de retos a superar, podremos aprender de nuestros errores que tuvimos
en la relación de pareja, aprender de los errores que cometió nuestra pareja,
aprender a vivir solos o en otro entorno, comenzar una nueva relación con
nuestros hijos, si los tenemos, en definitiva construir una nueva vida. En este
proceso podemos aprender, crecer, madurar, ser más fuertes, ganar experiencia,
ser más sabios, más precavidos, más responsables, o por el contrario, podemos
amargarnos la vida, quejarnos de lo injusto de la situación, empezar una etapa
de descontrol, incluso abusar del alcohol o de otras drogas, comenzar
relaciones destructivas o como se suele decir, quemar la noche y acabar en la
cama con el primero o primera que aparezca, podemos odiar a nuestra expareja y
maldecirla incluso después de meses de la separación –en algunos casos años-
podemos mantenernos en un estado depresivo, vengativo, desarrollar celos
patológicos, ansiedad, obsesión, paranoia… todo esto es lo que los psicólogos
llamamos neurosis, distorsiones del pensamiento muy ligadas a la ansiedad y que
afectan nuestra salud mental y nuestra vida laboral, social, familiar, esto es neurotizar, sería como una mala digestión
de la crisis que nos lleva a enfermar mental y emocionalmente. Pues bien,
resumiendo tras este ejemplo, ante una crisis vital, un problema, un duelo, una
pérdida, una situación difícil tenemos estas dos opciones:
- Aprender, madurar, crecer
- Neurotizar, enfermar, autodestruirnos, amargarnos
Lo más
interesante es que las verdaderas situaciones en las que aprendemos, maduramos
y crecemos en la vida, se producen tras una crisis, un gran problema, incluso
una gran tragedia, por lo tanto, cuantas más crisis hayamos pasado y, superado
positivamente, más habremos aprendido y crecido, paradójicamente lo mejor de nosotros
surgirá de las situaciones más difíciles. Es obvio que cuando la vida nos va
bien, solemos disfrutar de ella, pero nos perdemos las oportunidades que nos
brindan las dificultades.
Si
estás pasando una situación difícil, aprovéchala en tu favor, aprende y saldrás
fortalecido, no caigas en la fácil queja y espiral de autocompasión y
autodestrucción. Ninguno podemos evitar muchos de los problemas de la vida,
pero sí tenemos la capacidad y la libertad de elegir cómo afrontarlos y cómo
crecer, o lo contrario.
Psicólogo Nº col. 20.279
psiconexe@gmail.com
www.psiconexe.com
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