Elevar la mirada al cielo buscando más allá de
las nubes o las estrellas, la insondable cuestión del infinito define la
cualidad trascendente del hombre, que ya de niño comienza a preguntar qué hay
más allá a unos padres que buscan argumentos a veces con la voz quebrada como
nuestras variadas ideas, mitologías o cosmogonías, intentando cuadrar en
nuestras limitadas palabras lo ilimitado, ahondar en la infinitud desde la
finitud de nuestra razón. No, no es posible para el hombre comprender el
sentido de la vida, es como pretender que la hormiga sea capaz de comprender
qué es el mar o las estrellas, que están fuera del alcance de su dimensión.
Pero cada uno de nosotros, sí podemos encontrar un sentido a nuestra vida y
además, es un sentido único, propio, nuestro e irrevocable. Tu vida, mi vida,
tienen un sentido único porque somos seres únicos, auténticos e irrepetibles,
tú puedes, y creo que debes, buscar ese sentido propio, el que solo tú puedes
vivir, soñar, desarrollar, tu vida es única y tú tienes la responsabilidad y el
privilegio, el honor de darle ese sentido único que te pertenece. Solo tú
puedes decidir cómo invertir tu tiempo, tus cualidades, tus proyectos, tu
dinero, tus talentos, solo tú puedes llegar a esas personas que te rodean, a tu
familia, tus amigos, tus compañeros de viaje, solo tú puedes hacer lo que otros
no pueden porque no están dónde estás tú, en el lugar que tú ocupas, con las
cualidades y características únicas que solo tú conformas. Solo tú puedes
abrazar a tu hijo como tú lo haces, solo tú sabes lo que necesita tu amigo íntimo,
solo tú puedes hacer esa llamada a esa persona que tú sabes que te está
esperando, solo tú puedes hacer tu trabajo de forma única y especial, seas un
simple peón o un gran magnate, nadie ocupa el lugar exacto que ocupas tú.
Aquí se encuentra la
grandeza del ser humano, en que somos únicos y nuestra vida y su sentido también
son únicos. Conforme crecemos aprendemos sobre el mundo, sobre las personas,
sobre nosotros mismos, recibimos cuidados, experimentamos el dolor, conocemos
la envidia, el orgullo, la pasión, el amor y el odio, la entrega y la renuncia,
el egoísmo y el altruismo, la risa y el llanto, aprendemos a dar y a quitar, a
guardar y a derrochar, conocemos el bien y el mal, la juerga, la fiesta y de
vez en cuando asistimos a un funeral. Vemos pasar la muerte de lejos y de cerca
y decidimos qué hacer con lo que tenemos, decidimos dar o acaparar, amar a
otros o guardarnos todo para nosotros, cada día tomamos nuestro camino al andar
¿Y cuál es pues el sentido de nuestra vida? Es el lugar al que nos dirigimos porque
lo decidimos cada día, aunque digamos que nos movemos por rutina o que hacemos
lo que todo el mundo ¡no es verdad! Cada decisión es nuestra. El sentido de
nuestra vida es donde apuntan nuestros sueños, donde se dirigen nuestros pasos,
nuestros proyectos, cómo invertimos nuestro trabajo, tiempo y dinero, cada día
decidimos amar, pasar tiempo con las personas que amamos o tal vez desperdiciarlo
con quien no deberíamos, es nuestra vida, lo que construimos, a donde vamos.
¿No te gusta, no estás
satisfecho con el sentido de tu vida? Bien, tiene solución, y la solución la
tienes tú. Para, considera, piensa, valora, planifica, comparte, decide qué
hacer con lo que te queda de vida, que es toda tú vida, todo lo que tienes por
delante que seguro es mucho, para, mira atrás, observa tus pasos, valora cómo
ha ido, sopesa tu inversión, considera y si te lamentas de algo, toma la
iniciativa, comienza ya a cambiar el rumbo. Es tu vida, es tu rumbo, es tú
sentido, único, personal e intransferible.
Conozco personas resignadas
en un matrimonio que hace años se rompió pero que siguen compartiendo el mismo
techo, ese no es el camino, la resignación no la quiere nadie. Como terapeuta
de pareja a veces vienen parejas que están amargadas pero que no dan el paso de
separarse ni ningún otro paso. Nuestra respuesta es que no trabajaremos para un
proyecto fracasado y sin motivación para el cambio, hay que tomar decisiones,
hay que mejorar, hay que luchar por estar mejor juntos o separados pero no más
de lo mismo.
También tenemos amigos
que están amargados en el trabajo pero no se atreven a dejarlo,
no se atreven a luchar por otros proyectos porque, claro, nada les va a igualar
la seguridad actual y por tanto viven vidas tristes, y tienen asegurada, como
no, la amargura.
Otros se lamentan porque no
estudiaron y ya se les pasó el tren, cómo empezar a estudiar tan tarde. Recuerdo
en la universidad que llegó una alumna especial, era una señora muy simpática y
activa, licenciada en derecho, ¡que comenzaba a estudiar psicología a sus 80
años! ¡Qué placer conocer personas así! ¿Aún crees que no estás a tiempo?
Existen cursos a distancia, universidades online, escuelas de mañana, de tarde,
de noche, cursos de todo tipo, ¡busca lo que te gusta! solo lo puedes hacer tú,
es tu vida, busca tu sentido.
Y ya que te veo contento y
dispuesto en el tema (espero...) te doy unos consejos gratis:
Ama. Si no tienes claro
cómo enfocar tu vida, llena tu mochila de amor, ama, empieza por los tuyos pero
sé generoso, y no esperes nada a cambio, eso excede tus competencias. Da, sé
generoso, enfoca tu vida en dar, entregar, ayudar a otros, es una inversión
segura, sus frutos pueden ser tantos que excedan tu propia vida. Sueña,
disfruta, ríe, diviértete, pero en el día del dolor considera, aprende pues es
en los momentos difíciles cuando tenemos la oportunidad de aprender, de
madurar, no dejes escapar un mal momento, sin aprender de ello. Te podría decir
mucho más pero es tu vida, tu camino, tus decisiones. Dale todo el sentido a tu
vida.
Jonatan Serrano
Psicólogo. Col. 20.279
psiconexe@gmail.com
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